lunes, 2 de noviembre de 2009

La melancolía, Quique (Con un tigre blanco siberiano) y Lolita.

Hay días en que nos envuelve la melancolía. Pero no debemos confundirnos, hay dos tipos de melancolía: la que te da la más deliciosa oportunidad de sacar toda una serie de pensamientos y plasmarnos en algún escrito o la que te deja total y completamente estúpido, la que no te permite pensar y simplemente te abruma.
Hoy, nos encontramos en la segunda.
Mi amigo Quique me sugiera vía msn:

Denisse dice:
si, escribiré en el blog
sólo que no sé de qué escribir
vicius thel winchester argentumsword dice:
mmmm inspirate en algo creativo...
mmm no se... un jugo de calcetin o erm... en un cafe que este azul!
y te pones a escribir lo que se te ocurra de eso XD
yo lo hice una vez y quedo bieeeeeen random mi escrito pero fue divertido hacerlo XD
Denisse dice:
jeje
tal vez escriba de un calcetín o un café que esté azul
te molesta estar citado en mi blog?
vicius thel winchester argentumsword dice:
neeel
es mas... perame
te paso mi escrito del tigre blanco que mueve la cabeza XD
ojala te anime

Y entonces, ahora que me lo pase y lo lea, colocaré el escrito del tigre blanco que mueve la cabeza, que aún no sé si me animó.
http://www.lastfm.es/user/vicius_thel/journal/2009/01/31/2g2bk7_tigre_blanco_que_mueve_la_cabeza
(Me hizo sentir mejor, ¡gracias Quique!)

Hace una media hora terminé de ver Lolita del buen Stanley. Me gustó bastante. Creo que lo que más admiré, es la sutileza con la que se aborda un tema tan delicado. Sin una sola escena de sexo, nos envuelve en el más grande de los erotismos y aquí es cuando me pregunté si estoy algo tocada: ¿Es normal sentir una afinidad con el protagonista y desear que él y Lolita tengan algo? Supongo que dados ciertos cánones, debería resultarme repugnante una pederastia o cualquiera de ellas. Pero estoy casi convencida de que mi sensación se debe en gran parte a que eso es precisamente lo que Kubrick quiere lograr: Que los espectadores se sientan tan “identificados” con Humbert que incluso se pase por alto su obsesión por una niña. Es tan hermosamente “inocente”, que ¿Quién no se sentiría atraído? Algo así tal vez…

Lolita

En fin, seguiré leyendo Sabines y bajando Chopin. Si encuentro algo que me guste (que seguramente encontraré), se los haré saber.

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